El amor duele si; cuando empecé a comentar mi nuevo proyecto con la gente, nadie lo dudó un segundo; se identificaron con él; venían a sus cabezas recuerdos, sensaciones. Lo que había dolido costaba de olvidar o era demasiado fácil de recordar.
Identificaban el dolor con pinchazos, grietas, cortes, reflejos no deseados; lo que yo traduje en cristal, metal, espejos y objetos punzantes.
Romper un vaso para hacer un Superlove me pareció semejante a la recuperación de una ruptura; al principio, intentamos reunir los trozos sobrantes aún sabiendo que no encajaran, que las grietas se verán, que no será el objeto del comienzo.
Cuando pegué estas dos chinchetas me recordaron los besos, esos que se dan sin amor, por interés o con desgana; los que pinchan por dentro a pesar del muak.
Destrocé unos cuantos espejos, desafiando la maldición, igual que cuando rompemos todo lo que nos rodea en un intento de salvar el amor.
Inundé mi casa de agujas y clavos, convencida de que el resultado no sería dolor sino amor. Porque a todos nos ha pasado, y cuando lo contamos forma parte de nuestro mapa; ese que está compuesto de montañas de buenos momentos y mares de lágrimas; ese "ya no te quiero" que duele, pero que con el tiempo dibujará otro te adoro.
The Superlove Hurts, es una serie pequeña pero intensa, hecha con el mismo amor que la anterior, The Superlove Cure.
Doce obras que cuentan historias de amor dolorido; historias que iré compartiendo cada semana en esta web, en facebook e instagram.
Os invito a todos a visitar la exposición en EspacioQ Manuela Malasaña, 25 Madrid; de martes a sábado de 11 a 20,30 horas a partir de hoy 4 de junio hasta el 31 de agosto.
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