Todo comenzó en Instagram |
El verano pasado, buscando nuevas posibilidades para continuar con la serie SUPERLOVE, abrí el cajón de la mesilla y encontré unas cápsulas verdes y blancas y les di forma de corazón. Hice una foto y la colgué en mi Instagram. Pensé, esto podría estar bien, además, ¿quién no tiene pastillas en su mesilla?
El asunto ahí quedó. En paralelo fueron surgiendo más ideas. La evolución de SUPERLOVE estaba abierta a múltiples posibilidades.
Volví a Madrid y, de todas las alternativas posibles, la de los medicamentos estaba siempre en primer lugar. Abrí la mesilla de noche y encontré omeprazol de un amarillo chillón y unas cápsulas blancas con letras serigrafiadas. En ese momento yo ya no veía los medicamentos, empezaba a ver nuevas formas de comunicar el concepto creativo original.
Comencé a trabajar en el primero, un pequeña estructura que se fue transformando en algo increíble. Fue para un médico de Alicante, la primera persona que se ofreció a mandarme medicamentos caducados para poder desarrollar la idea.
Infinitas formas y colores |
Conseguir los medicamentos fue difícil. La gente me miraba extrañada, sobre todo en las farmacias. Entendí que los fármacos, aunque sean para curar, no se suelen asociar con nada bueno. También comprendí que algunas personas pensaban que si me entregaban sus medicinas me descubrían sus debilidades.
Llegaron a mí muchos tranquilizantes, antidepresivos, relajantes musculares, estimulantes… Pero yo no los veía como tales, sino como una variedad enorme de volúmenes y colores. Descubrí que cada pastilla es un mundo de brillos y mates, de signos, de letras en el anverso y números en el reverso. Un material con infinitas posibilidades ideal para este nuevo proyecto.
Pocos lo entendían, pero algunos empezaron a traerme medicamentos caducados y, poco a poco, tuve un pequeño arsenal. Todos los donantes entraban a formar parte así del proceso creativo y, sin ellos, el resultado no habría sido el mismo. Tras días de clasificar colores y formas empecé a construir los nuevos SUPERLOVE, esperando que todas esas pequeñas partes acabasen formando un todo cohexionado.
La construcción minuciosa de cada obra |
Un día mi madre me preguntó qué estaba haciendo ahora, a lo que contesté que hacía corazones a partir de pastillas. Su respuesta fue inmediata: "¡Qué horror!".
Entonces, volví a darme cuenta del odio visceral del mundo por los medicamentos. Ella toma muchas pastillas y es algo que detesta. Pero también hay personas que no son nada sin pastillas, que las necesitan, que casi exigen al médico que se las recete. Son relaciones de amor/odio con los medicamentos.
Para mí la función principal de la medicina y los medicamentos es CURAR. Curar es un acto de amor, o debería serlo. El amor lo cura todo y todo lo hace posible. Y la realidad es que el paciente necesita en muchas ocasiones más amor que fármacos. Le gustaría recibir amor comprimido, algo que ninguna farmacéutica será capaz de elaborar. En las salas de espera de los médicos falta mucho SUPERLOVE, sólo hay diplomas fríos y vacíos.
El resultado final esperando ver la luz |
Y así fue como la serie tomó su nombre definitivo. Como un viaje que empieza y debe terminar en algún punto, esta nueva interpretación tridimensional de uno de los actos de amor más grandes, curar, fue bautizada como THE SUPERLOVE CURE. Un cúmulo de preparados farmacéuticos que representa el centro de las emociones humanas. Auténticas dosis de amor en cápsulas.
THE SUPERLOVE CURE verá la luz por primera vez el 28 de noviembre de 2013, en una exposición organizada con motivo de la presentación del nuevo Beauty & Medical Center Orfila10, en Madrid (C/ Orfila, 10 Bajo Izda.).
La muestra, que estará compuesta por obras de diverso formato, podrá visitarse hasta finales del mes de enero de 2014.
Te diría un millón de cosas pero me parece que ssolo hace falta esto: love! superlove!
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