WORK IN PROGRESS: SUPERLOVE

Hace tiempo que me da por trabajar con papel. Es un material que me encanta. Lo he roto, pintado, pegado, doblado... Hasta que acabé agujereándolo. Encontré un troquel que le daba a los agujeros una cierta personalidad y los dos empezamos a formar una bonita pareja.

Un día en casa estaba en ello mientras veía la tele al lado de mi padre, cuando de repente me dijo: ¿por qué no haces algo con lo que te queda? Aquellos confetis alargados siempre me habían parecido bonitos, pero los tiraba, y tuvo que ser mi padre el que lanzara la frase al aire.

Hice alguna prueba; no funcionaba. Entonces, empecé a guardarlos en sobres, cada color en un sobre diferente. Se quedaron dentro de una carpeta de dibujo durante años, esperando su oportunidad.

Después de verano, una amiga me encargó un cuadro para la habitación de su hija; me dijo que si era posible que le hiciera fotos del proceso, la elección del papel,  la composición y unos colores deliciosos en forma de recortes a los que llamé "restos bonitos" y con los que hice mi primer SUPERLOVE.

A partir de ahí empecé a hacer todo lo contrario, sólo trabajaba con los restos bonitos y ahora las formas troqueladas están en la carpeta. Una combinación de los dos, que tuve un tiempo junta para ver si funcionaba. Imagino que todo esto tendrá algún significado, no lo he buscado, no suelo preguntarme por qué pasa cuando me gusta que pase.

Fue colgar los corazones en facebook y notar que, además de a mí, a muchos más les gustaba. Xavi García me propuso hacer una exposición en Salon44 y ahí estoy ahora, preparándola, muy emocionada.

El proceso es sencillo, elijo el papel, troquelo y troquelo. Elijo el fondo, lo pinto y pego con paciencia infinita, capa a capa hasta que el SUPERLOVE va cogiendo forma. Nunca es igual, cada uno es una historia diferente. A unos los quiero más que a otros, pero estaría encantada de que se me fueran todos de casa a ver otros mundos, y que me contaran cómo les va.

La siguiente fase surgió el día que recibí una postal de Prada. Al abrir esa maravilla debía tener mi sentido explorador encendido porque me dije: ¿y si la agujereo? Y así empecé; y la imagen generó un corazón, pequeñito, pero es lo que da una postal. Y entonces me di cuenta de que volvían a unirse todo con los restos, que ya nada estaba guardado en una carpeta, que había encontrado un caminito de tierra donde ya me encargaría yo de plantar mis flores. Después fue el catálogo de Miu Miu y el corazón rosa. Y ahora...